Los vicios

Érase una vez un hombre tan pero tan deprimido que se dedicó a buscar una felicidad simulada junto a sus amigos, era una batalla entre estar triste ó ser feliz por un par de horas y luego despertar con un intenso dolor de cabeza y el estómago revuelto, además de ir desvelado al trabajo.
Este joven fui yo hasta hace unos meses y la verdad no recuerdo cuando empecé.
Sólo se que era algo muy común tratar de sobresalir y probar quien podía resistir más, esto se convirtió en una monotonía por años, ojo, no era todos los días pero cuando había que hacerlo era en grande para poder encajar en ese mundo…

Fiestas, disco y algo más

Pues mientras más aguantabamos, más debiamos de probar nuestra resistencia (cuando digo “nosotros” me refiero al grupo de amigos con el que compartí estos tiempos de mi vida.), empezamos como todos a querer ir a clubs y bares a encontrarnos con más amigos, y seguir la fiesta y pues después de muchos años de lo mismo, mientras buscaba la dirección de una casa en donde se iba a celebrar una fiesta, estaba chateando con una amistad que quiero mucho y está persona me dijo: “No te vayas a poner bolo.” Lo cual en buen salvadoreño significa: “No te vayas a emborrachar.” 
Desde esa noche esas palabras poquito a poco sus palabras resonaron en mi cabeza cada vez que me disponía a ir a alguna fiesta o disco. 
Yo siento que Dios me hablo por medio de esa persona y fui dejando ese mal habito tan seguido.

Años más tarde…

No hace mucho, busqué a Dios y decidí que mi vida iba a ser para él, no más trasnoches ni más pruebas de resistencia, mis años de ir contra la corriente se han acabado y prueba de esto fue el viernes pasado, cuando decidí poner mi voluntad a prueba y fui a una fiesta donde iba a haber todo lo que he renunciado (fiestas, trago y música), estuve bien por los primeros 45 minutos hasta que me pidieron tomar más de lo que yo tenía provisto, me sentí incómodo, pues por no haber accedido a tomar fui tomado como la burla del lugar, me dijeron “raro” por estar tratando de no comer carnes, pero a decir verdad, no me sentí mal, sentí pena por ellos, porque estaban buscando en el alcohol la felicidad que no tienen en sus vidas, para luego despertar al siguiente día y volver a la rutina de esperar la noche, y tal vez volver a buscar esa felicidad efímera que el alcohol trae junto con música ruidosa y cantos desafinados que en realidad te ponen a pensar en cuán ridículos nos vemos cuando tomamos más de lo debido. Tuve que irme.
Espero que esta gente a la que le tengo mucho cariño encuentre a Dios antes de que sea muy tarde. Yo espero poder ser un ejemplo para que dejen esa vida que yo ya dejé. 😀 ¡Dios es bueno!

Resolución

Desde hace 2 meses estoy asistiendo a la Iglesia, y siento que rodearme de gente con más aspiraciones me ha convertido poco a poco en algo diferente le doy gracias a Dios por las personas que me pusieron en sus oraciones y me sacaron de ese mundo de tinieblas. Hoy, ya no me levanto mareado, con dolores de cabeza, con el estómago revuelto ó desvelado despues de alguna fiesta, pues la felicidad que buscaba y el vacío que tenía ha sido llenado por Jesús.
No soy perfecto pero trato de cambiar cada día más, y así como fuí cambiado, quiero poder cambiar a otros para cumplir con mi parte de darle gracias a Dios.

“El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora, Y cualquiera que por ellos yerra no es sabio.”
Proverbios 20:1